La primera idea que se nos viene a la mente al pensar en BONBERENEA es que es nuestro hogar. Hemos cumplido otro año en este espacio que hemos hecho nuestro, y la celebración no es algo trivial, ya que hemos llegado a los 27 años y seguimos trabajando con la misma fuerza de siempre.
Esta casa sigue con su dinámica habitual y, aunque no es fácil, intentamos mantener cada día la llama del primer día y las ganas de seguir adelante, sin caer en la comodidad. Cuando se creó este proyecto, nuestro objetivo principal fue llenar la falta de dinamismo cultural que percibíamos en nuestro entorno, ser un agente que garantizara actividades culturales. Hoy mantenemos ese mismo propósito.
En este camino, la casa nos ha pedido estar en constante evolución y reinvención, y podemos decir que, con la ayuda de muchas personas que han pasado por aquí, hemos sabido adaptarnos a los cambios. La nueva generación que trabaja actualmente también está encontrando su lugar, y un claro ejemplo de que las cosas no se detienen es el taller de serigrafía, que hemos puesto a funcionar con buen ritmo.
Los cambios forman parte de la vida, y cada cambio dentro de estas paredes supone algo nuevo. Las cosas no se mantienen por sí solas, y nuestra vieja casa también necesita el cuidado de los miembros de BONBERENEA; prueba de ello son los diversos trabajos que hemos realizado recientemente, como renovar las instalaciones eléctricas, mejorar la iluminación de los accesos, una renovación total de la sala de limpieza, trabajos de pintura, entre otros. A través de estas acciones, damos color a la cultura, aportando vida a la casa mientras el otoño da paso al invierno.